viernes, 11 de julio de 2008

MELANCOLÍA DE LA VIDA

( a Mª JESÚS)


I

Lejos el atardecer se escapa.

La lluvia castiga ahora...
y todo sigue como siempre
al menos eso parece,

(...será la melancolía,
de tanto cambiarle las sábanas ...)

En medio de la lluvia allí estamos,
desamparados ...

Suspendidas quedan las palabras,
arañando las paredes
de esa sórdida escenificación cotidiana,
donde se arremolinan las hojas cansadas
y los lánguidos días ...

Solo queda el gesto en el vacío
de no saber qué hacer.

Volverá a llover...

y apenas seremos historia,
tan solo un día más.



II

Si te asomas un poco,
verás lo absurdo
entre el ahora y lo que viene,
en esa región desnuda poblada de desencuentros,
justificándonos ...
atados a nuestro frágil universo,
amurados a un sueño cualquiera,

solos ...
tratando de anudar algún mañana,
con algún pretexto
para iniciar un nuevo día,
en esas pulidas calles desmemoriadas,
en esos pubs de olvidos ciertos
divagando entre la piel agrietada.

Por qué no atravesar ese lado que tememos,
aunque apenas podamos desgajar el amor
sin que nos salpique el corazón.

Tenemos...

unas ganas locas de huir,
y no sabemos a dónde ...



III

De pronto,
la vida es eso,
se escurre ...

Sus rasgos nos recorren en segundos
la cosecha de todos estos años
con ese sabor soñoliento entre los labios.

Te das cuenta,
ya no sentimos vergüenza de mirarnos
de bordearnos con las manos,
sentir como tiemblan
cuando desenvolvemos sobre la piel
tanta nostalgia acantilada,
sentir las estrías del tiempo
dibujar la adolescencia en el recuerdo,
la belleza de imaginarse
una tierra cubierta de caricias,
sin que se arruguen las fechas en la carne.

Me entristece saber,
llegar a comprender ...

que tan solo somos un ápice
dentro de la vorágine del tiempo.



IV

Cuando nos sacudamos la lluvia,
la tristeza ...
tanto polvo del camino;
y nos devuelvan el brillo de los ojos que nos robaron,
nos asomaremos a la vida,

no parapetados tras los cristales
de tantos néctares divinos,
de tanta grandilocuencia ...

que el amor se vive poco a poco,
detrás de lo cotidiano,
del cepillo de dientes,
del potaje en la mesa,
de esas noches placenteras
y también de las facturas.

Ah...

Se me olvidaba,
cada día te quiero un poquito más.



V

Lo sabes muy bien.

Nadie se acordará de nosotros,
ni siquiera de estas palabras que siempre quise escribirte
lloviendo entre mis dedos
la tinta con que nos envuelve esta melancolía
que sigue el otoñal rumbo de las hojas.

Sabes que es tarde
para esperar un poco,

cuántas cosas quedan a medio hacer
por el hecho de no perder un poco más de tiempo,

hay tan pocos posibles en nuestras vidas.

De repente,
nos damos cuenta
que los días son puntuales ...

Hoy,
como siempre
nos asomamos vagamente a la espera.

NADA


VI

Te entiendo al otro lado,
por donde el tiempo se escapa
sin que apenas miremos atrás,
tan solo rescatando esos breves momentos
donde encontramos nuestros recuerdos
con las puertas y ventanas tan desgastadas ...

Entiendo,
esa espera ciega de algo que no llega,
abriéndonos un boquete en el alma
mientras arriba sobrevuelan sueños
y una voraz ansia nos consume.

Lo sabes muy bien,
tenemos las paredes desconchadas
llenas de naufragios florales,
estamos deshabitados,
más que nunca,
invadidos de una infinita melancolía
dibujando el silencio de nuestra mudez
entre nuestros labios despoblados.

Entre los dedos marchitos de nuestras manos,
se escurre la vida,

que no supimos,
no comprendimos ...


VII

Que haremos con este otoño eterno
embarcado en nuestras vidas.

Se le caen las hojas con asombro
en medio de este bosque de asfalto,
donde aún,
apenas mantenemos la llama
en esa nada que hace soñar
lo que podría ser,
siempre esperando a que llegues ...
en la indecisa noche
donde nuestros cuerpos callan de deseo.

No es tan fácil,
amiga mía,

abrirse de piernas
en estos espacios desnudos de ternura.




VIII

Lo sientes muy bien.

Nuestros corazones dialogan en su orfandad
la música que no llega a sonar,
el temblor de un latido
que no emprenderá vuelo,
ni tan siquiera llego a nacer.

Sabes que así es,
todo tiene su papelera
de significados rotos,
de sentimientos inconclusos,
qué podemos hacer ...

si no es distraer estas flechas otoñales
con algún canto de pavo real.



IX

Quizá nuestro sueño sea utópico,
pero siento necesidad de escribirlo
en las derrotas cotidianas,
en la ausencia en nuestras vidas,
deshojo nerviosas páginas,
para nacer de nuevo cada día.

Jamás sabremos con certeza
qué nos induce a adormecernos
en este desnudo regazo otoñal,
en esta frágil prisión arbolada,
donde en medio de esta lluvia inmisericorde
solo nos queda emprender el vuelo
hacia nosotros mismos.


X

Los labios afilados de este tiempo
cabalgan sobre nosotros,
midiéndonos lo que buenamente podemos,
la urgencia de nuestra propia sangre...

No podemos parar el cielo entre nuestros brazos,
ni arrancarle la piel a esta espera.

Nos llueve, adentro,
lo sabemos,
somos un cúmulo de goteras
esparcidas por nuestra piel;
un pequeño laberinto
que el agua nos describe ...

Cuelgan las transparencias de unas gotas
sobre nuestras mejillas.

Lo sabemos.

Si al menos tu lluvia hospitalaria
regase esta tierra de nadie.



XI
Solo se trata de vivir, ¿no?

Hoy es esto,
mañana lo mismo,
sin que nadie lo anuncie.

Si es que solo somos
un pedacito de niebla
en este precario vivir,
algo que espera
escucharnos con urgencia,
el batir de unas alas
o quizá un latido
en nuestro país imaginario.

Algo esperamos que llegue,
donde somos
encendida ternura herida,
dos animales extraviados
escritos en estos derrotados versos,
cansados,

de ser.




XII

Siempre nos quedará
esta taciturna ilusión,
donde tanto vamos y venimos
con las manos vacías,
donde el soñar es un hábito
una dádiva para el alma.

¿Qué hay más allá de nosotros?

Aparte de ese reflejo de lo que fuimos,

de ese miedo ...



XIII

Ya sabes,
nunca nada será igual.

Como si estuviésemos haciendo tiempo
suspendidos en esta ebriedad de ser,
de seguir vivos,
sin apenas sentir el latir sobre la piel,
sin una mirada que nos busque.

Parece que llueve
ahí afuera.

En esa búsqueda de algún sitio,
para desnudarnos,
para entrar ...
saber que existimos,
que la ausencia
no sea toda nuestra.




XIV

Qué puedo decirte.

Se hace tarde ya.

Un día cualquiera,
ya no desprenderemos este olor a encierro,
nos tenderemos de las cuerdas de un violín
y unas pinzas sostendrán lo que quede ...

También,
estos poemas ...
encaramados entre las rejas de la melancolía
donde suspiran sus palabras
como una inmensa piel desperezándose,
regalando su fragancia
a la luz de una inquieta ilusión.


P.D.
(No te preocupes,
algo llegará,
anclará.)



Manuel González Vales
2004

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