domingo, 13 de julio de 2008

EL ESPESO SENTIR DE LA VIDA

PRÓLOGO


Soy
esa palabra prisionera
que nunca comprendió su significado,
la voz que ha olvidado
que del llanto
sólo queda
una lluviosa nostalgia de sombras.


Soy
el ocaso vencido
que recoge mi pobreza elementa
entre las cenizas esparcidas de mi ser,

la huella herida del poema,
su geometría de sombras,
la métrica donde callan sus gritos,
los amargos ecos del alma.


Soy ese poeta estéril
que en sus labios
esparce semillas que nunca germinan,
que en sus heridas rezuma la infección del olvido,
acosado aún por el rugido del mundo.


Hago propio el dolor de los demás,
la pobre estupidez de estos poemas
concebidos desde el amargo silencio,
que sabe cómo voy languideciendo
sin otra herencia
que estos recuerdos engastados ...

en tantas sombras que sueñan
un sueño de lluvia y misericordia.



EN EL DINTEL DE MI MORADA


Mis raíces despiertan silenciosas,
desnudamente huérfanas tras grises latidos

sobre el fúnebre altar del sueño.


Brotan ecos de esta nostalgia harapienta
sobre la claridad desoladora de estas ruinas.

Largo funeral
de lágrimas
mordidas por el frío ...

... en la creencia abrazada a la derrota,


el suicidio

se va grabando

en el dintel de mi morada.




ATRÁS QUEDAN


Atrás quedan ...
las huellas de la devastación,

la miseria hurgando entre los escombros,
tantos cansancios afilados por la angustia.


Sentimientos atesorando muertos,

cadáveres colgando de un fino hilo
entretejiendo brocados silenciosos
de ingenuas esperanzas desvaídas.


Crudos desahucios,

sembrando las aceras de ceniza,
de abortos traumáticos

y el corazón destartalado ...

navajera certeza que lacera al alma..




LA HABITACIÓN


La soledad de la habitación
donde se hacinan los días,
uno tras otro,
el certificado de su huella.


Allí la vida,
socava cada día
la mercenaria obstinación de la memoria,
la confluencia de sueños,
su desasosiego,

las siluetas desdibujadas sobre sus paredes,
la incierta caducidad de sus sombras.


De nada sirve exorcizar el lastre
que pende del vértigo tentacular mas atroz
con que conjuro,
este tiempo inmisericorde.


Profanado está ...

el silencioso atrio del alma.




NOCHE DE PESADILLA


Rebusco mi estrella entre la escombrada noche
vislumbrando los colores del frío,

a través de mi piel repujada de cicatrices
avanza el sombrío escalofrió alado,
el dolorido humo de una noche velada.


Me amedrenta
el desafinado sonido de los nervios
en la erizada ansiedad de esta pesadilla,

y mi deseo se desvanece ...

entre la enfermiza luz,

bajo los párpados de la noche
en un precario asilo fronterizo.




POR QUÉ DESPERTARÍA


Arde la memoria
crucificada sobre el silencio,
perdida entre la vieja niebla
de este tiempo martirizado.

Seré el fantasma que mi propia mano
escribe en forma de palabra,

el poema retorcido sobre la carne.


Maldigo la existencia de esta lluvia ácida
vagando entre los labios del poema,
de este día carcomido por el orín.

Por qué despertaría ...
del coma de ese día suicidado,

entre ángeles con batas blancas y verdes, revoloteando
a los pies del verso reptante.

Me odio y me amo ...
en cada palmo de la lápida,

donde se grabara mi ausencia.



VIDA


Hace falta morir
para no sentir
los clavos
de esta sarmentosa oscuridad.

No quiero perderme
en el fondo de mis pies
donde el absurdo camina
sobre ese pus anidado
en mi alma ...

fría infección desgarradora.


Desciendo de mi cruz
sabiendo que he olvidado algo ...

el miedo al suicidio.





SENTIMIENTOS VACÍOS


Azotados sentimientos
vestidos de vestigios,
naufragando en la demacrada página,
dándose la mano
entre moribundas y desangeladas palabras.

Mellados sentimientos
de innumerables bofetadas huesudas
sobre la piel del sueño,

cabalgata hedionda ...
mostrando su pálido culo desnudo
a la devoradora nada en la que transitan.




ATARÉ


Se cuartearon mis labios
de tanto sangrar palabras,
quebrando su pan copulatorio.

Perdí el tacto de palpar tanta ausencia,
de sentir póstumas caricias.

Como un ángel derribado caí sobre el pretérito
y se quiso perpetuar
ese furtivo flujo hipotecario.

Poblado estoy
de frutales despojos,
desechos
en los que se alimentan mis hambres.

Aún así,
ataré ...

bandadas de pajarillos a mis sueños.





TRISTES RELIQUIAS


Lastimosas reliquias
que atesoramos innecesariamente
como un festín anémico de esperanzas,

la indiferencia con que los anhelos se trasmutan
arrastrando su pesado bagaje
entre la verdad
del efímero humo desvivido.


¿Qué hálito me estremece en su simiente?

¿Qué siembra susurrará un grano sosegado?

sobre esta boca llena de tristeza.



MÁS ALLÁ

( I )


Más allá, de donde
lamo día a día la palabra,

despierto
encerrado en un cadáver,
justo, bajo una lápida
que solloza.

( Recuerdo que fui humano,
sé que estuve vivo,
déjame ahora
déjame olvidar.)

Más allá, donde
ni siquiera importa ya el dolor ...

acaricio el sueño
sin abrirlo,
con una llave

de dedos marchitos.


( II )

Te marchaste al amanecer
desde el fondo de esta lucha fratricida
dejándome sin mí
sobre el lecho de piedra,

amordazado
en medio de la soledad de las palabras,
en la tierna desesperación
que el tiempo me otorga,

suplicando desde el fondo
algún hilo conductor
que me una a la vida,

que reflote los sueños

que duermen en la Morgue.



( III )


Bajo mi piel yace un hombre
arrastrándose al fondo del escalofrío,
en el límite atroz ...

donde vagamente es un recuerdo inútil
alimentado
por su propia desesperación,
por el barro de la vida.

Un hombre,
más allá, donde
el tiempo anudado con cordones negros
pasea traje de muerto,

donde no vive con los recuerdos,
malvive
con lo que no puede olvidar.

Más allá,
en esa íntima madriguera
donde las pérdidas trazan su metralla

despierta la palabra herida.



( IV )


Para seguir
he dejado mi piel desmadejada
en el costurero de la vida,
tras tantas palabras abrochadas
al corazón ...
de tantas bandadas de sueños

preñados de polillas.


Más allá
crece el poema reptando
como una enredadera en suelo hostil
como si buscase el corazón de la tiniebla,
el sufrimiento en la página más atroz.


Pero sé,
que las palomas agonizan dentro de mis lágrimas
donde algún día un inocente arco iris desbordará un niño,
que habitará en mí ...

desde el sueño.




OSCURIDAD


Aquí en la oscuridad
tengo miedo
el agua de los ojos tiembla,
ante mí
un abismo que grita,

la ciénaga espesa
comiendo mis pies,

solo mis ojos en la superficie
y voz
para gritar lodo,

el alma perdida en tormenta,

los gritos del mar

cállalos

y te miran cuencos vacíos.


¿ Ya no recuerdas
lo que el mar deja en la orilla?


Manadas de sombras flotando
sobre la piel acuosa
y arrugada del horizonte,

lenguas de sal
lamiendo las huellas,

algas brotando
en rocas agrietadas.

En la inmensidad
enormes y blancas olas ...



¿ Ya no recuerdas
lo que el mar deja en la orilla?


Ásperos arrecifes,

espuma,

llena de lamentos
como algas,
alargados,

trozos carcomidos
sentimientos enarenados,

tantos desengaños
en su inquietante rompiente.


¿Ya no recuerdas
lo que el mar deja en la orilla?

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