lunes, 14 de julio de 2008


LA INTIMIDAD DE LA PIEL

LA INTIMIDAD DE LA PIEL ( I )



Sé ...
que aún vivo
porque me nombras,

en esos instantes
sin limites.





I


Qué palabras tan bellas,
me dijiste con la mirada,

qué silencios enmudecieron mis labios.

¿Por qué siento cuando callas,
tus palabras sin sonido ...
arbolarme los sentidos?

Y supe que sabias,
cómo resumir ...

toda la miel del mundo.


II


Cuando compartes tu cómplice silencio
sobre la extensión de las sábanas,
en tu mirada veo la desnudez
que delata,
al que gustosamente va a ser vencido,
al humilde devoto de tu cuerpo.

En esa tímida intimidad
vivida sin prisa,
casi sin hacerse notar ...

me quedé dormido
en brazos de ese sueño.



Porque nada me importa perderme en él,
si en cada amanecer ...

aparecen tus labios.



III


Porque también he sentido,

desnudas sábanas tapando
ardientes sueños plagados de manos
y volcánicas palabras arrullando las orejas
y ante todo ...

tu presencia,

tan transitable,

que me doy por perdido
cada vez que abres mis sábanas.



IV


Quizá fue aquel temblor litúrgico
que se ciñó a mi cuerpo,
ante el tacto humedecido de tus dedos.

Tenerte así,
a mi lado,

tú cercanía despoblando mis dudas
ralentizando ese instante supremo
de cuerpos rozándose,

detenerse en los bordes crepusculares de tu cuerpo
y descubrir ...

ese inédito saber
entre la serenidad de tus pechos.



V


A veces recuerdo ...

ese leve parpadeo musical
con que decorábamos las primeras caricias,

en ese escenario de siluetas,
buscándose ...

esa forma de sentirse,

de llenar nuestros buzones
de letreros luminosos,

tan visibles ...

como tus labios
tendidos sobre los míos.

Amarse ...
bajo el primer bostezo de la luna.



VI


Bella es...

esta sensación de semáforos abiertos
abrazando la solitaria mansedumbre de tu piel,

de húmedas páginas abriéndose
entre el calor de tus muslos.

Pero más que nada,

agradezco ese abordaje pirata
con que aceptas mi rendición incondicional
para derrocharme por entero a tu lado,

sentir cómo tiemblan los minutos,
con la misma impaciencia
de un bebé buscando pecho,

mientras esparces
esa larga cabellera de nubes
sobre la intimidad del abrazo.

VII

La luz en celo de tu mirada
me abraza en noches como esta
en que agradezco el calor de tu cuerpo.

Pero sobre todo ...
el asedio al que me tienen sometido
tus labios.



VIII


Mi mirada necesita
todo lo que duerme bajo tus párpados,

por eso ...

mis ojos vagan por tu cuerpo
buscando estacionamiento.



IX


Esa parte de ti
que tiembla como un pajarillo
cuando mis palabras enfundan el pijama
y se despiertan tras tu oreja,
cuando desesperadamente recorro tu desnudez
con el impudor de mis ojos lascivos,

cuando esos pechos respiran
el aire de mis labios.

Esa parte ...

que no cede ni un palmo de terreno
ante la invasión de mis manos.



X


A veces siento ese extraño placer
deslizarse con la fragilidad de una pluma
sobre el tiempo dibujado en tu lápiz de labios,

donde solamente pasa la vida
como la pólvora entre tus labios,

el carmín desnudo que vivimos
temblando sobre ese íntimo rumor, que no cesa,
matando la soledad en cada esquina,
buscando amanecer entrelazados
y llenar las sábanas de amor.

Ahí esta,

tu mirada
tiernamente perversa,
viendo crecer la hierba del silencio,

mientras esparces tus cabellos por mis ingles.



XI


Ayer ...

te buscaba el pulso de mi mano
y un frío extraño se adueñó
del papel en blanco.

Sabes que te amo con las luces encendidas,
que sin ti se apagan
las fechas de mis días.

Sabes que he de saber que existes
en ese espacio...
que distancia cada palabra,
cada beso.

Sabes que ya nada me queda
que no viva rendido a este sentir
y se que soy solamente tuyo
cuando cierro los ojos al quedarme dormido.


XII


Contigo,

cada momento cobra nuevo sentido,
en ese afán tan navegable
que despliegan tus labios
mimosamente encuadernados.

Contigo,

mi inquieta mirada
llena de nadadores,
necesita la belleza de ese templo
de césped interminable
lleno de humedades,
sienta plaza en tu cuerpo.

Contigo,

vivo y sueño despierto,
el deseo
a reclamarte todo el tiempo del mundo.



XIII


Esa manía de cerrar los ojos para verte mejor
o de abrirlos para soñarte,

de escribir palabras que huelan a ti
que paseen sus tibias silabas por tu piel,

que midan el ritmo exacto de tus pulsaciones,
de tus latidos,

que puedan amanecerte
o inventarte mil sueños,

y si lo vieras oportuno ...

se hagan voz
sobre esta mudez compartida.

Algún día
escribiré tu nombre,
en el infinito de una página en blanco.


XIV


Me llega tu voz templada
entre este aire desnudo,

adormecido,

recorriendo las desiertas bóvedas
de mi silencio,

el vacío de mis papeles hambrientos.

Envuelta,
en palabras que solo yo entiendo
se posa sobre mis orejas,

después,
se desliza
lentamente,

dentro de mi.


( ... no la acaricio
por miedo a herirle las alas. )



XV


Es tu desnudo ...

el que me hace palidecer
ante tu mirada anacarada,

son esos labios de tráfico lento
que abrieron sus maletas
para dejarme sus primaveras
colgadas de mi corazón en paro.

Es tu desnudo ...

un baile de sorpresas,
un bello recurso de hojas tibias
envolviendo tu navegable silueta,

derramando el azul entero
en mis adentros.

Es tu desnudo ...

el que hay bajo tu vestido
donde un ramo de flores arde.


XVI


Tal vez no recordarás,
aquellos imprecisos gestos
con que arrullabas tales palabras,
casi, hasta musicaban el aire
que tus labios despedían,

incluso parecías bella
tras la sombra de un vaso,

( y pensar ...
que tantas noches te he deseado,)

aquel impudor con que movías los labios
tras mi oreja,
cuando hablabas en no se que idioma,

el rastro de saliva qué ibas dejando
tras peligrosos latidos
en aquel oscuro portal.

Pero sucedió ...
el reloj soltó amarras
ante tu pulso atrevido

y se desbocó ...

ante la forma que tienes de bajarte las bragas,
de abrir la cremallera del deseo.



XVII


Con tus caricias
me hiciste brillar,
en todo mi esplendor,

hiciste burbujas de silencio
sobre mi cuerpo almidonado,


en todas mis rutas estabas,
mimándome
sobre las cuerdas del arco iris,

perpetuaste el tiempo
en la llama exacta,

sé que adoré unas cuantas palabras,
no las pronuncié,
las dejé mecerse,
mudas
sobre tus orejas,
rozarse,
flotar sin timón ...

y alzaron sus velas sobre tu piel.

Se adivinaron
al despuntar el alba.



XVIII


TU,

Que esta noche me has consolado,
bebí en tu copa la ebriedad de esas horas,
manaron sueños sobre tu ceñida piel,
pulsé la lira que me ofrendabas
y tus susurros encelados
estremecían el barro que tus manos iban modelando,

la luz parecía brotarte
de tu cuerpo mismo,
como un resplandor desnudo
sobre la fragilidad de mi piel,

nuestros cuerpos se deslizaban entre si
como voraces cataratas al rumor de la vida,
quemando cada palmo de soledad,

acariciaste mi cuello, mi alma,
me arrullaste entre tus pechos,
después ...
abriste las manos.

¡ cuántos pájaros sueltos ... ¡



XIX


No es posible,
ni siquiera podía imaginarlo...

que de repente el tiempo se durmiera
en mi mirada

a través de la cortina
te observaba,
desde los ojos grandes del asombro,

tu hermoso cuerpo.

Creo que quedé como idiotizado,

el agua peregrina de tus manos
recorriendo la inmensa geografía
de tu plenitud,

tu sonrisa de luz recién cortada,

mirándome.



XX

Espejabas luz virginal
entre el frescor de esos dorados muslos,
joven plenitud del sol, de la vida,
piernas sabrosas, largas y florales,
espléndido y maravilloso culo prieto,

fulgura en tu piel ese oro melado,
la suavidad de luna en tus pechos
y el fulgor de flores iridiscentes
entre tu ondulado cabello marino,

hueles a mar y algas femeninas,

tus párpados abren sus ojos límpidos,

tu piel como seda amorosísima
incendiada de soles,
por donde mis manos aletean de silente deseo.




¿ dónde esta el amor?
dorado placer de contemplarte.

Desnuda como estabas
en el centro de la habitación,
inundándola de luz y belleza,
con el fulgor de una diosa ruborizada
de mitos y leyendas,
sin edad ni tiempo,
tanta sensualidad bajo ese aura angelical,

¿ dónde esta el amor?
dorado placer de contemplarte.

La belleza
sacraliza la vida.



XXI


El tiempo goteaba...

al rítmico palpitar
de dos voraces cuerpos, entregados,
las lenguas dibujaban un mudo idioma,
sobre la piel enardecida
se instaló un cimbreante rumor
de labios compartidos,
de húmedas rendiciones
inundando las alcobas de nuestras vidas.

Después,
abandonamos nuestro ardor
en brazos del sueño,
en el sosiego
que nuestros cuerpos cumplidos despiden.

El tiempo ...
se dormía a tus pies.



XXII

Al amanecer,

después de recorrer exhaustivamente el deseo
que puebla nuestra carne,

su lenguaje
de fragantes estaciones,

de muchedumbres dormidas,

después de abrasarnos
en la hoguera del latido ...

Al mirarnos,
supimos
de esas horas prodigiosas,
de ese ardor incontenido
que se nos fue de las manos
provocando un gran incendio,

sus restos ...
se encargaron de cubrirlos las sabanas
al despuntar los primeros rayos de luz.



XXIII

Tú,

mi hermosa
tentación,

soy,

ciega enredadera
trepándote ...

ese latir verde
que te respira.


XXIV

Todo este tiempo
evocando inútiles pasajes,
sin apercibir ...
que bellamente me esperabas

desde mi incertidumbre,

( ajeno,
a tu propio silencio, )

brillando tú,
en esos días olvidadizos
tan propios de mi.

Ahora sé,
de esa ilusión tuya,

me esperabas ...
igual que se espera a los trenes,

en tus manos la esperanza se estacionó
y en sus andenes comprendí ...

la sensación de estar
frente a tu mirada.



XXV

Fuiste la realidad que nunca busqué
que el azar tuvo a bien regalarme,

esa belleza imprevista ...

concierto de acordes de un hermoso cuerpo
que fue solamente mío, una noche.


Vestiste de suave música
mis labios,
los llenaste del sentir de la vida,

dejaste abrazado mi sueño
a aquel breve parpadeo
cuando los primeros rayos de luz
despertaron tus ojos...

llenándome de eternidad.

Ahora, en la mañana,
huele a primavera,
guarda estos pétalos de rosa
robados en el jardín del hotel
en tu libro mas amado
antes de que se marchiten,

como recuerdo de esta efímera felicidad.

( No fueron breves,
la hermosura de esas horas,
ni escasa la dicha de esa fortuna ...
que hoy escribo.

La belleza carece de tiempo
y su fugaz reinado, será eterno.

Acepto la gloria
de saber que lo he vivido.)



XXVI


Nos sentíamos tan lejos del mundo,
absortos ...
en la ilusión que íbamos sembrando
y que estaba en el brillo de nuestra mirada.

Nos sentamos al borde de la acera
frente a los Jardines de la Reina,

envuelta en blancura como estabas,

la belleza de esa imagen
unida a la frescura de tu juventud.

Un regalo de los dioses, me dije.

Mas, de pronto,
saltas ...
con la graciosidad de una gacela
sobre la hierba del jardín,

tus manos forman un ramo de flores,
que en mi mano depositas,
sonriendo ...
meciendo un dulce sueño en la mirada.

Cómo expresar la hermosura de ese momento ...

la gracia de tu cuerpo sobre la hierba recogiendo flores,
el pequeño milagro
que depositaste en mis manos.



XXVII (Amor prohibido)

Sabemos del tiempo que se nos agota,

la tibieza de esos furtivos momentos,
la gracia de tu cuerpo tendido
sobre la claridad de las sábanas,

la luz de tus pechos
dormida junto a mí,
meciendo
el atrevido pulso
del tiempo.

Y de repente ...
te levantas,

con esa suntuosidad,
con esa gracia de movimiento,
te asomas a la ventana
cierras los ojos y suspiras ...

la luz penetra
dibujando tu hermosa silueta
en mi retina,

tu cuerpo dentro de esa pequeña camiseta,
la espléndida redondez de esas nalgas,
el delirio trazado sobre esas perfectas curvas,

brillando en la penumbra.

Siento la vida
a través de tus ojos
cuando me miras,
cuando ahondas en mi silencio
y lo llenas de ternura ...

( y cerramos los ojos
porque teníamos miedo,

de sobra sabemos...
nuestra condena. )




XXVIII

En silencio permanece el rumor del agua,
la gracia de las hojas
flotando en la mudez del aire.

Tu rostro,
el que realmente busco
recostado sobre el alba de mi hombro,

el clamor...
de esa calma verdadera
que tus manos despiden sobre mi piel.

Sepultados dejaste mis demonios,
reconquistaste mis días
de entre las sombras,

lavando mi desnudez
bajo la fuente más profunda
de tu esencia.

Floreciste ...
cual rosa silvestre
entre mis espinas.



XXIX


Sabes que hemos sido extraños
tras ese temor y sus cicatrices,
dentro de ese enredado tiempo
de días sin sentido,

de sentir el plumaje de tu voz
como un deseo azulado,
prendido sobre la solapa del miedo,

y ya no es la costumbre
de rozarte con la mirad
o de campanas anunciando
solitarios saldos de sueños cansados.

Después de todo,
difícil es
dudar de tu existencia,


con esta herida abierta
incapaz de poner las fechas en su sitio
y esa lágrima extraña ...

de lo que pudo haber sido
y no fue.




LA INTIMIDAD DE LA PIEL ( II )


El tiempo ...
ni murmura,

ni despierta al silencio,


cuando el silencio duele ...
de párpados adentro.



I


Muéstrame la topografía del alma
donde el frío hendió su estela de escarcha
y el tiempo grabó sus hirientes pérdidas
con la ceniza
de la apagada lumbre vivida,

ese exiguo fardo mellado
en el devenir del sueño.


Si pudiese sentir el verbo,
recogerme en ese silencio de luz almendrada ...

al menos podría dormir
bajo tus párpados.



II


Tu cuerpo es un ramo de rosas,
de avenidas cálidas,
de anuncios luminosos,

latidos de orquídeas ...

Tus labios abuhardillados que tanto amé,

¿por qué tuve frío?. Y la copa quebró
en el abrazo de la noche ajazminada.

Con temblorosa mano deshilé el estampado de tu mirada
sin despertar el sueño dorado de su vaina,
ni desrizar las pestañas
donde los barcos zarpan en encendidas nubes
en bocanadas de aire sigiloso,
con la sonrisa de ese rumor de pétalos
en los pasillos del corazón,
besando las temblorosas lágrimas de un adiós
pasajeras varadas sobre la cálida piel.

Por qué el desamor telefonea
a la sombra de una ginebra
y el cigarro se consume entre los vaivenes
de un tren que no se detendrá...

temblarán mis manos sobre los escaparates del recuerdo ...

reventarán mis venas,
allí donde bulle la vida...

cuando se acerque chorreando de estrellas,
tu ausencia,

y su sigiloso perfume
se pierda
en algún pañuelo
de lluvia sombría.




III ( náufrago )


Cuando sientes el delincuente frió
de unos labios
firmando la factura del engaño,

el verso innecesario de una mirada
que certifica una defunción.

Es entonces ...

Cuando el dolor se conjura en la intimidad,
se apoya en el hombro más débil,

ese que lleva en su mano
la botella de náufrago.



IV ( lo realmente terrible )


Sin apenas contenernos dentro de la mirada,
sabemos nuestra condena,

lo realmente terrible
no es la soledad de las paredes,
el luto silencioso de los andenes,
los trenes que no supimos llegar a tiempo,
los que perdimos ...
esperando un mejor destino.

Lo realmente terrible,
es que sólo pueda sentir la vida
a través de tus ojos.

Ni siquiera el dolor importa ya.

El llanto rompe los odres de la noche,
la luz de caricias, enterradas bajo las sábanas,
la ausencia que tu silueta dejó,
por donde me asomo para buscarte
y al fondo
nunca te encuentro.

Lo realmente terrible,
son las fronteras que trazan tus labios,
el silencio hundido en mi carne
como un puñal
en mis sueños de esperanza.

Ni siquiera el dolor importa ya.

Lo realmente terrible,
es que sólo pueda sentir la vida

a través de tus ojos.


V ( el amor duele )


No dejé de inventar motivos,
para al menos
seguir vivo.

Solo quiero respirar ...

Si las culpas muerden
volveré a sangrar.

Nunca quise llegar a ninguna parte,
aunque nunca dejé de correr,

nunca busqué
respuestas a cada latido.


Me di cuenta del amor ...

porque dolía.



VI ( la pérdida )

(Solitario luto de la carne,
bajo esas alas inciertas
que envuelven los sueños,

bajo sabanas de maleza
que el tiempo depositó.)



Solo me queda gritar
al vacío de la mirada
cuando ya nada me quede.


Solo quiero respirar
bajo cualquier latido.


Si las lágrimas pesan
aprenderé a nadar.

Supe del sabor de la sangre...

porque siempre cae
del mismo lado
la derrota.

Quien realmente sabe de amor
es quien ha perdido.





VII ( la espera, a SONIA )


A cuántos trenes diste paso
sin ver estacionarse el de tu vida,

cuántos pretendiste como tales
y ni siquiera se dignaron a parar,
tratando de retener su perfil
la caricia exacta de su mano,

la luz de esos sueños alados, esbeltos
que meces bajo tus párpados ...

y ahora cansada
sentada sobre el andén,
tus ojos dibujan tantas esperas ...

en tus ojos de mujer
se asoma una niña, sola, desorientada,

abocada a una búsqueda.



Y así pasa el tiempo, la vida ...
esa que,
largamente,

te va diciendo adiós.



VIII


Las hojas húmedas del deseo
colgadas de los alerones del sueño,

tanto me recuerdan tus muslos,

aquel juego de náufragos avituallándose
de la misma brillante saliva.


Pero sé ...

que esta desoladora herida
no se cerrará entre tus labios,
va vertiendo su sangre en el camino,
en el sueño ...

al que nunca llegaremos.



IX


Extraño ese perfil tan cotidiano ...

Como desdoblar del tiempo,
la silueta que dibuja tu ausencia.

Sentir ...

la gélida piel del recuerdo
y no poder esperarte nunca.

Construí con frenesí
una gran mansión almidonada de sueños,

y a lo largo de sus blancas paredes,

te lloré.



X


La nada impalpable donde habitas,
ausencia sonámbula del recuerdo.

Ando solo,

sobre la sombra
que tu huella dejó
sobre mi almohada.

Es tan sordo el silencio

cuando callas ...




XI

Habitamos esta ambigua transparencia
donde el destino inflexible
se viste de ausencia.

El tiempo va desgrumando los restos,
que lo no vivido deja,
y en el crepitar de la noche desvivida,
en el cerco de ese rastro indeleble,

no existe la piedad ...

los días corren cimbreantes
sobre la asentada tierra,

el miedo y el dolor callan sordos.

Mis versos acarician tu corazón
y te visten por dentro,

ni tu silencio podrá callar,
el hueco en ti ...
donde habito.



XII ( olvidarte )


Siento,
de nuevo
esa suave porcelana
de tus besos,

colgados sobre tantas palabras ...

que ya no me caben en el puño cerrado
sobre tu recuerdo,

aunque a veces percibo
ese suave latido,
tras amontonados silencios
e invento carencias
para eludir el final.

Difícil es ...
por cierto,

olvidarte.

domingo, 13 de julio de 2008

Mis ojeras


LAS OJERAS DEL CANSANCIO

LOS DÍAS

Los días se descuelgan
como gotas
detrás de los cristales,

los reconozco ...

en el rastro de vaho
que van dejando,

sin volver su mirada hacia mí
llenan mi memoria
de fugaces recuerdos,

y los miro cruzar
delante de mis ojos

con el cansancio ardiente
de quien vive ...

en la profundidad de una sombra.



LA MORDEDURA TERRENA


Siempre en obras
el poema ...

derruidas ya,
las murallas que bordean la tinta

fusiladas palabras
resbalan por las mejillas,

escritas por los cuatro costados

sobre un cansancio de años

a la intemperie.

La mordedura terrena duele
como una fuerte patada en los testículos

cuando amaneces preñado ...

en un campo de minas.

LO INESPERADO


Cuántas calles con tu mismo dolor,
con tu misma soledad,
te aguardan
en la trastienda de la memoria.

A veces,

las piedras heridas sangran
el olvido necesario.

El pensamiento ingrávido
no se quiere aferrar
a ese agujero negro ...

mantiene
la ilusión de lo inesperado.



TRAS EL MIEDO


A veces,

las palabras se desploman
en el vacío abisal de uno mismo
regurgitando esa lírica funeraria
con que vestimos la blancura del papel
de rituales lágrimas

y ese frágil andamio de dudas
nos exculpa de tanta necedad,

pero el cansancio
pesa como un saco de escombros

y llueve ...
sobre las ojeras de la vida
poniendo a descubierto tanto desatino,

que ni el silencio
puede ensordecer
ese mesmérico ruido
de nuestras conciencias,

parapetadas tras el miedo.


LA HUELLA EN EL TIEMPO

Los días
van perdiendo memoria
y en la trastienda
de esa palabra herida
queda la huella
que sembró desiertos,

y se aferró ...

a ese mástil desnudo
de estaciones pasadas
y nupciales momentos
latiendo en ese melancólico faro
de luz desvelada ...

que como una vieja estrella
va perdiendo el pulso del tiempo.


SOMBRAS DE INFANCIA


Furtivas sombras de mi infancia,
que mi memoria traza
con un temor combativo
en el ciego debate de mis palabras
intentando amordazar
todo rastro de pasado,

la vulnerabilidad de esos años
desplomados sobre el cansancio,
sobre esa frágil conciencia de vivir.

Esa fugaz inocencia
marcada por el dolor,

por ese tiempo herido
flotando
en las aguas inmunes del recuerdo.

Pero ya ves,
en cada amanecer
sigo siendo aquél ...

esa inútil talla
de un ciego escultor.


SOLO SOY UN HOMBRE

Solo soy un hombre
que ha aprendido a perder.

Al borde de los sueños
emerge
pujando por vivir
entre rastros de luz maniatados,
con el asombro de todas sus dudas
entre el reflujo constante de lo vivido.

Cada peldaño
es un súbito reencuentro
que la memoria engendra
con ese vaho turbador
de tantas reincidencias.

Despierto entre el fragor
de tanto holocausto vano
en esa imagen desertora
que me desahucia.


ES HORA DE ABRIR VENTANALES

Cuando el ropero de los sueños
se encuentra vacío
y la derrota se tiende a tu lado
en la cama
con un montón de desnudas preguntas,

bajo las sábanas,

el tiempo se mira al espejo
con esa ambigüedad mortecina,
encuadernando momentos
en almanaques marcados por las pérdidas.

Es hora ya,
de abrir ventanales
y comprobar ...

que aún le quedan latidos
a la primavera.



PROBABLEMENTE

Probablemente jamás alcance
ese cordón umbilical
que me pueda unir a ti

o jamás llegue a precisar
tu nombre,

quizá,
ese hilo conductor
se ha quedado huérfano ...
y un extraño viento disperse
aquello que tanto amé.


DÉJAME DECIRTE

Vivo como una rama desnuda
en la copa más alta de una selva.

Déjame decirte
que vive un niño sin abrigo,
que hay inviernos que muerden,
frías noches sin ginebra ...

déjame mirarte al amanecer
y descubrirme en tu mirada,
en ese silencio que suena
cuando despliegas tus labios
y me siento incapaz de nombrarte,

sentirme en ese gozo de temblar
cuando con todo tu peso de amor
te caes entre mis brazos ...

y ya nunca más,
mi soledad

podrá serlo del todo.




PARA PODER VIVIR EN PAZ CON UNO MISMO

Cuando sabes de ese indócil laberinto
en ti,
envolviéndote,
el oscuro clamor que vive dentro,
en el hostil naufragio de tu ser.

Cuando las páginas se agotan
en el vértigo imposible del horizonte
y te sientes enfermar ...

el amargo sabor del hombre desolado,
el cruento e íntimo
holocausto.

Sin querer,
mas allá de ti,
a salvo,

edificas un sueño secreto
donde enterrar todas tus lágrimas,
tus recuerdos,
tu herencia,
tu locura...

escoges aromáticos aceites embalsamadores,
escoges la mortaja

y te sientas al borde de tu lapida,

para hacer inventario de tus ruinas
ejecutando íntimas confesiones

para levantar acta de ti mismo.



ACOMODARSE

No quiero la tristeza comiendo de mi mano,

ni el cesto de mi corazón
lleno de ropa deshilachada,

ni que el vacío devore mis ojos
en los solitarios portales de mi alma,
escuchando los ecos de mis pasos...

tras estelas fugaces sin contenido.

Me aferro
al bogar de mis ateridos impulsos
sin persistir en despeñarme en lo perdido,

me duele el tiempo
que se desvanece
arrastrándose con cansancio,

procuro no mirar atrás...
para no dolerme dos veces.


¿por qué limitarnos el espacio?
¿el tiempo?
empequeñecernos...

Acomodarse,
es otra forma estúpida
de ir muriendo lentamente.



EL PRINCIPIO DEL FINAL

Me avergüenzan mis dedos mudos
que callan los sueños de mis manos,

mis palabras soñolientas abandonadas
en el sopor de una siesta postergada.

Mi falta de transparencia...

El mañana es mi único resguardo
de que aún estaré aquí,

el testigo de mi paso ausente
buscando en el final,
el principio,
para acabar con sosiego mi tiempo.



INTIMAS CONTIENDAS

La imaginación urdiendo telarañas.

Lóbrega insurrección de tantas sombras
sobre la sangre que gime,
haciendo acopio del frágil latir,
quebrando los pespuntes
del agrietado corazón.

La frialdad cimbreante de los días
camina sin andar
hacia el hastío,
hacia el sofocante límite
que hay detrás de cada batalla voraz
de cada aciaga tormenta...

En el desgaste de tantas contiendas
ya no se mide el tiempo mutilado
más bien...

la poca reserva de esperanza que queda.



VANA INQUIETUD

Me siento con ganas de lloverme,
de escurrirme
por ese agujero
de melancolía ovillada
cuyos bordes se deshilan
entre sueños trajeados.

He intentado arbolarme
tras los frágiles flecos del viento,
alzando mis ramajes
entre el vuelo de las palomas,

conservando la esencia
donde nace el arroyo
y se fija el reflejo de las estrellas.

Vana inquietud espejada ...

NADIE ME ESPERA

Otoñar de las hojas
con mansa lentitud,
recogen desnudas
el incierto latir ...

Disponerse a vivir
esta dura vida encallecida,
construir en la renuncia
el sentido del tiempo voraz
de estos sueños perdidos en andenes
vagando por rieles de soledad.

Nadie me espera,
salvo el que es,
bajo esta piel,

sonámbulo perfil helado.



QUE CANSANCIO SER ...


Vana esperanza ...

Incestuosa,

que alambra
fría como el acero
engamuzados sueños.

Que cansancio ser ...

Un armario
lleno de lágrimas hervidas.


AGRIA MONEDA

Estoy desnudo ...

en esta soledad que debes comprender
hacerla tuya como desvalido latido,
ahondar esta dócil carne con ahínco,
aunque mi corazón
esté a punto de dolerte
y se vista para llorar entre tus ingles.

No te vayas ...
dejando este silencio herido
por el filo de tu sombra ausente.

Atrás,
solo quedarán recuerdos,
dura corteza de sueños a punto de enmohecerse,

agria moneda,
que en mi mano depositaste.



SOLIDARIDAD

Si las palabras pudiesen abrochar
un gesto breve de cordura,
la poca razón que se atrinchera
tras la confusa niebla,
tender un puente a la distancia solidaria
que se niega a resignarse al olvido ...

Esas manos desvalidas
por donde el tiempo se va cribando,
irrevocablemente,

arrodillados sobre la tierra que les vio nacer
siguen esperando ...

las respuestas que de nuestros labios no brotan.


UN DÍA MÁS

En el abandono de la noche,
siento que nada soy,
acaso unos viudos sentimientos,
una muda sombra
tendida y alargada.

Un agrio silencio
fulgiendo desolado de insomnio.

Mi cansancio
se acuesta sobre la almohada,
bostezando inútilmente el sueño encanecido.

Me levanto con esta dolorosa certeza
sobre la alfombra deshilada de la vida

donde mis pies esparcen su tristeza
y se viste mi huesuda forma
con el arrugado traje de todos los días.

Un día más ...
me asomo a la esperanza.



VIVO TAN CERCA DE LA VIDA

Vivo tan cerca de la vida,

ahogándome en ese bullicio inquilino
que me desahucia,

no sabré escribir mas ...

Del papel gotean mis palabras
pringando mis dedos,
secando mis venas.

Vivo tan cerca de la vida,
que no sé tallarla
sin cortarme,

se me muere dentro.



CUANDO NADA QUEDA

Me sobra el aire
cuando late,
cuando siento
la póstuma caricia de un sueño,

cuando nada queda en mi mirada.


Solo,
solo en la noche
la luna me ilumina
con su lencería negra,

este silencio ensordecedor.





MIEDO A SABER MENDIGAR

Ella revolotea en el jardín
de mis sueños,

ella no puede comprender,
estos convulsionados sentimientos
prendidos de la solapa de mi corazón.

Tengo miedo ...
un desnudo miedo,

a saber mendigar
lo que no existe.



SE ESCURRE EL RECUERDO


La noche se adensa,
sin rastro de ti,

los senderos que trazaron los labios,
hoy
cubiertos de musgo,
donde duermen los restos de caricias,
enramadas,

huellas tenues de seda
grabadas en la corteza de los árboles,

entre sus avenidas
se adelgaza el recuerdo
y el caudal de su memoria

se escurre
de puntillas en el tiempo.


ZONA DE GRACIA


Despertar
de la marea del sueño,
tras los delgados tajos de luz
que entran por los resquicios de la persiana,


oír los arrullos de las palomas
sobre los aleros de las ventanas,

la resaca que deja el peso de la soledad
cuando la solidez se desmorona
tatuando el vacío
incrustado en la pálida alma.

Buscar la levedad del ser
mas allá del abrupto lenguaje,

alguna zona de gracia,
de descanso

para reacomodar ...
todos los hilos del cansado corazón.


COMO UN INVIDENTE


Si supiera contagiarte ...
el sutil registro de este latir,

o esta página ciega que desbordo
para tus ojos,

esta pluma que puebla la noche
de palabras,

su cautelar roce.


¿Por qué lates?

A veces ...
Cuánto cuesta traducir
el idioma del corazón,

como un invidente, voy

a golpes de latidos.



VIEJOS SENTIMIENTOS


Viejos sentimientos inconclusos,
arrumbados sin orden,
ni plegaria,
sobre el andén silencioso donde te despediste,

las estrías del aire
aún recuerdan tu piel,
esa belleza mecida entre sus dedos,

el olor de aquel tiempo ...

cuando aún éramos jóvenes,
los dueños de los días,

el sentido luminoso de la vida,

el espacio vacío que dejaste,
no entiende
no puede comprender ...

aquello que se sabe ya perdido.

En verdad,
qué puedo decir,

la lluvia
lentamente
cae ...

¿cómo pudo lloverme todo este cansancio?



RECUERDOS

Dónde quedó
el gozo de la tierra imaginaria,
de las primeras emociones,
de sus descubrimientos,
dónde quedaron esos secretos guardados,
qué árboles contienen su esencia primaria,
en qué rincón aguardan cubiertos de musgo.

Retales
hilados por la memoria,

viejas sensaciones mágicas
cubiertas por una fina lluvia soñolienta.

Qué tiempo tan fértil, aquel
sembrado de inocencia,
cómo se va difuminado
entre el recuerdo esmerilado.

De pronto,
sin previo aviso,

somos conscientes del tiempo,
de aquello que se sabe ya perdido.



ROMPO EL LUTO


Ansío tus labios
en la soledad de la noche,

la desnuda mansedumbre de tu piel.

Mirarte...
la vida que late
en el infinito de tus pupilas,

en mi pecho hierve tu llamada.

Rompo,
el luto de mis dedos,
desvelados se abren,

para acariciar
la piel de tu sueño.


¿DE QUÉ SIRVE? (I)

Acaricio tu sombra
con los dedos heridos,

ese ramillete de hambres
que dejan las pérdidas,
esas cicatrices,
que sangran hacia dentro
la derrota ...


esos besos intactos,
marchitándose.

¿ de qué sirve ofrecer en tus manos
tan hermosos frutos...?

si todo es hurto y engaño
a tanta siembra.


¿ DE QUÉ SIRVE? (II)


No puedo esculpir el sueño
entre tanto vacío,

desde toda tu ausencia ...
has herido de muerte
el alba de mi silencio,

en qué región de mí
quedó el retrato de tu sombra.

La orfandad de esta existencia
vive en mi sangre,
y se abre ....
( húmeda de un regazo
que se me fue negado)

en esta herida.

El hueco que abriste en mi corazón,
en desolado abandono está ...
ya nada allí respira.

¿ de qué sirve ofrecer tan hermosa dádiva?


EL LATIDO DEL PULSO

El latido del pulso
derramando la tinta,
noche adentro,

el cansancio de los párpados
cerrándose sobre el papel,
sobre todo este otoño eterno
de vuelo ensimismado,
de silencio quebradizo

hecho de ausencia,

su tamaño sin límites,

esa inhóspita región
donde el equilibrio se desmorona
en el naufragio de una huida,

ese manantial de anémicas certezas
destrozando la seda de la duda.

Los días son demasiado largos
para un superviviente.


Mejor ser un invidente
de la herrumbre de este tiempo
e ignorar un destino cierto ...

aunque detrás
de tanto desconcierto

aún queden enormes praderas de ternura.



QUIÉN

Quién nos dijo despacito al oído
que para fraguar el vacío que nos arrumba,
no basta toda la arena del desierto
cementada en el sentir
o en esas palabras ...
amasadas con esa lluvia desnuda que se desprende
de ese descorazonador reloj,

de ese siempre huidizo
perfil del sueño.

Quién fue tan impiadoso
que holló en nuestros corazones
y nos abrió este reino,
sin pañuelos,

se olvidó decirnos,
que solo el instante,
es preciso,

que pocos posibles germinan,

y la vida a hurtadillas se escurre,
sin rostro,
sin hacer ruido,

y duele ...
cuando despierta

de su sosegado acomodo.


LA CERTEZA DEL DESTINO

¿Cuántos recuerdos inútiles
sostiene la sombra de un niño?

Cuánta incertidumbre aúlla
entre las estrías del viento
y de qué torpe manera
nos aleja de lo tangible.

¿Cuántas interrogaciones ondulan
bajo esta luz empobrecida?

( Absortos entre lo infinito
disimulando el peso,
que todavía nos piensa ...

dentro de esa lluvia suspendida y desdibujada
que atenúa la certeza del destino.)



¿CUÁNTO CUESTA VIVIR?

Siempre habrá vendedores de paraísos,
despilfarradores de palabras,
mercancías sin saldar.

Más allá del engaño
y del dolor ...

La vida resiste
por encima de cualquier disfraz,
de la deuda jamás contraída
que cuesta olvidar

y pagar un precio
que nunca se fija ...



Vivir,
cuesta casi tanto,
como duele.


NACERSE

Sentir el tiempo
en secreta paciencia,
ovilladamente íntima,

reconociendo
la metamorfosis del animal
que va dejando sus mudas,
bajo los óleos de luz ...

para nacerse
entre el sosegado surco del verso,

acercarse
y reconocer los propios errores.

Ser conscientes
de la nada que somos,

es vivir.



DESPERTAR

Cuando despiertas y abres
los insensatos ojos,

a veces de torpe manera
para recibir ese ritmo impuro de luz
que contiene ese abstracto día,
que amanece sin error,
tan puntual ...

y completa,
a ese inútil huésped
que apenas sostiene ...

el tictac enérgico del tiempo,
en ese disparatado atlas de la vida.




A VECES SIGO

A veces sigo,
el deseo desnudo de esa mirada
que al menos
me hace sentir vivo,

sin más animo,
que no sea
el mero hecho asustadizo
de esos fantasmas disfrazados,

ladrando

a una luna
envuelta en papel de regalo.


EL SENTIR

El sentir se alarga,
se adelgaza
entre esas abarrotadas avenidas sin fin,

donde las palabras se pierden
en esa ciudad de ojos tristes
y los taxis se cargan de inmundicias,
lloran el fin de las estaciones.

Los silencios se graban en cd’s,
reproducen lo erratico
de este tiempo volátil,

inmisericorde ...
de fatigadas luces de neón,
diseñadas sobre escaparates banales,
donde el poema ya no germina
a la hora del sueño ...

y la página en blanco
no le queda más
que un espacio de frío.



CUANDO ESA EDAD ...

Cuando esa edad acre
se asoma sobre las arrugas
y alimenta tantas disidencias ...

esos pequeños espejismos desplegados
sobre el papel más resignado,
donde apenas queda una fisura
por donde colar un leve aleteo,

esa humedad del verdín
acumulada de tanta ausencia,
tanta espera sobrecogedora ...

estremece su silencio deshabitado
abandonado a esa rígida aspereza,

solo en ese instante preciso,
percibes de qué manera,

chirrían los canosos huesos
demasiado encorvados
como para poder erguirse ya.


AQUEL TIEMPO

En tus ojos busco
la mirada que un día perdí,

en tus manos
la plenitud de la semilla
de aquellas primeras caricias,

aquellas palabras de entonces ...

Tan breve fue ese tiempo cosechado,

las plegarias de mis labios
no me devolverán la luz ...

del tiempo aquel.


CUANDO EL RECUERDO SE EMPEÑA

Cuando el recuerdo se empeña en desandar
sobre las mismas huellas,

en tan solo un instante ...

la lluvia menuda cubre esa espera,
donde,
ni tan siquiera hay peces,
tan solo nostalgia enlutada,

donde el reloj se detuvo
aferrado a esa ceguera aún sin aceptar,

anhelando aquella posesión,

el deseo contenido en la mano,

y “ tocar” ...
una vez más el sueño.


TU HERMOSURA MÁS ÚLTIMA

Una exultante y excesiva
promiscuidad de deseos
se instala en mi cuerpo,

cuando siento entre tus piernas
ese bullir de madriguera,

y dentro de ti ...
me aferro
en el último gemido de vivirte,

en esa voraz contienda de estar a solas
en el mundanal olvido
de dos cuerpos acoplándose,

y acaricio
tu hermosura más última,

esa palabra
que se desploma de tus labios.



A UNA ESTRELLA a Mara

Nunca busqué estrellas
en ninguna lámpara mágica,
ni siquiera el firmamento de los imposibles

llegó a alojarse en el sobre de los sueños,
ese que duerme bajo la almohada
y se abre a las fechas de la realidad
dejándonos huérfanos ...

Mas cuando abriste los ojos,
en el dolor de tu mirada
un destello de luz brilló,

sentó plaza en mi cuerpo
ese aletazo de ternura.


El azul entero del cielo
se derramó en mis adentros

y una estrella brilló.

EL ESPESO SENTIR DE LA VIDA

PRÓLOGO


Soy
esa palabra prisionera
que nunca comprendió su significado,
la voz que ha olvidado
que del llanto
sólo queda
una lluviosa nostalgia de sombras.


Soy
el ocaso vencido
que recoge mi pobreza elementa
entre las cenizas esparcidas de mi ser,

la huella herida del poema,
su geometría de sombras,
la métrica donde callan sus gritos,
los amargos ecos del alma.


Soy ese poeta estéril
que en sus labios
esparce semillas que nunca germinan,
que en sus heridas rezuma la infección del olvido,
acosado aún por el rugido del mundo.


Hago propio el dolor de los demás,
la pobre estupidez de estos poemas
concebidos desde el amargo silencio,
que sabe cómo voy languideciendo
sin otra herencia
que estos recuerdos engastados ...

en tantas sombras que sueñan
un sueño de lluvia y misericordia.



EN EL DINTEL DE MI MORADA


Mis raíces despiertan silenciosas,
desnudamente huérfanas tras grises latidos

sobre el fúnebre altar del sueño.


Brotan ecos de esta nostalgia harapienta
sobre la claridad desoladora de estas ruinas.

Largo funeral
de lágrimas
mordidas por el frío ...

... en la creencia abrazada a la derrota,


el suicidio

se va grabando

en el dintel de mi morada.




ATRÁS QUEDAN


Atrás quedan ...
las huellas de la devastación,

la miseria hurgando entre los escombros,
tantos cansancios afilados por la angustia.


Sentimientos atesorando muertos,

cadáveres colgando de un fino hilo
entretejiendo brocados silenciosos
de ingenuas esperanzas desvaídas.


Crudos desahucios,

sembrando las aceras de ceniza,
de abortos traumáticos

y el corazón destartalado ...

navajera certeza que lacera al alma..




LA HABITACIÓN


La soledad de la habitación
donde se hacinan los días,
uno tras otro,
el certificado de su huella.


Allí la vida,
socava cada día
la mercenaria obstinación de la memoria,
la confluencia de sueños,
su desasosiego,

las siluetas desdibujadas sobre sus paredes,
la incierta caducidad de sus sombras.


De nada sirve exorcizar el lastre
que pende del vértigo tentacular mas atroz
con que conjuro,
este tiempo inmisericorde.


Profanado está ...

el silencioso atrio del alma.




NOCHE DE PESADILLA


Rebusco mi estrella entre la escombrada noche
vislumbrando los colores del frío,

a través de mi piel repujada de cicatrices
avanza el sombrío escalofrió alado,
el dolorido humo de una noche velada.


Me amedrenta
el desafinado sonido de los nervios
en la erizada ansiedad de esta pesadilla,

y mi deseo se desvanece ...

entre la enfermiza luz,

bajo los párpados de la noche
en un precario asilo fronterizo.




POR QUÉ DESPERTARÍA


Arde la memoria
crucificada sobre el silencio,
perdida entre la vieja niebla
de este tiempo martirizado.

Seré el fantasma que mi propia mano
escribe en forma de palabra,

el poema retorcido sobre la carne.


Maldigo la existencia de esta lluvia ácida
vagando entre los labios del poema,
de este día carcomido por el orín.

Por qué despertaría ...
del coma de ese día suicidado,

entre ángeles con batas blancas y verdes, revoloteando
a los pies del verso reptante.

Me odio y me amo ...
en cada palmo de la lápida,

donde se grabara mi ausencia.



VIDA


Hace falta morir
para no sentir
los clavos
de esta sarmentosa oscuridad.

No quiero perderme
en el fondo de mis pies
donde el absurdo camina
sobre ese pus anidado
en mi alma ...

fría infección desgarradora.


Desciendo de mi cruz
sabiendo que he olvidado algo ...

el miedo al suicidio.





SENTIMIENTOS VACÍOS


Azotados sentimientos
vestidos de vestigios,
naufragando en la demacrada página,
dándose la mano
entre moribundas y desangeladas palabras.

Mellados sentimientos
de innumerables bofetadas huesudas
sobre la piel del sueño,

cabalgata hedionda ...
mostrando su pálido culo desnudo
a la devoradora nada en la que transitan.




ATARÉ


Se cuartearon mis labios
de tanto sangrar palabras,
quebrando su pan copulatorio.

Perdí el tacto de palpar tanta ausencia,
de sentir póstumas caricias.

Como un ángel derribado caí sobre el pretérito
y se quiso perpetuar
ese furtivo flujo hipotecario.

Poblado estoy
de frutales despojos,
desechos
en los que se alimentan mis hambres.

Aún así,
ataré ...

bandadas de pajarillos a mis sueños.





TRISTES RELIQUIAS


Lastimosas reliquias
que atesoramos innecesariamente
como un festín anémico de esperanzas,

la indiferencia con que los anhelos se trasmutan
arrastrando su pesado bagaje
entre la verdad
del efímero humo desvivido.


¿Qué hálito me estremece en su simiente?

¿Qué siembra susurrará un grano sosegado?

sobre esta boca llena de tristeza.



MÁS ALLÁ

( I )


Más allá, de donde
lamo día a día la palabra,

despierto
encerrado en un cadáver,
justo, bajo una lápida
que solloza.

( Recuerdo que fui humano,
sé que estuve vivo,
déjame ahora
déjame olvidar.)

Más allá, donde
ni siquiera importa ya el dolor ...

acaricio el sueño
sin abrirlo,
con una llave

de dedos marchitos.


( II )

Te marchaste al amanecer
desde el fondo de esta lucha fratricida
dejándome sin mí
sobre el lecho de piedra,

amordazado
en medio de la soledad de las palabras,
en la tierna desesperación
que el tiempo me otorga,

suplicando desde el fondo
algún hilo conductor
que me una a la vida,

que reflote los sueños

que duermen en la Morgue.



( III )


Bajo mi piel yace un hombre
arrastrándose al fondo del escalofrío,
en el límite atroz ...

donde vagamente es un recuerdo inútil
alimentado
por su propia desesperación,
por el barro de la vida.

Un hombre,
más allá, donde
el tiempo anudado con cordones negros
pasea traje de muerto,

donde no vive con los recuerdos,
malvive
con lo que no puede olvidar.

Más allá,
en esa íntima madriguera
donde las pérdidas trazan su metralla

despierta la palabra herida.



( IV )


Para seguir
he dejado mi piel desmadejada
en el costurero de la vida,
tras tantas palabras abrochadas
al corazón ...
de tantas bandadas de sueños

preñados de polillas.


Más allá
crece el poema reptando
como una enredadera en suelo hostil
como si buscase el corazón de la tiniebla,
el sufrimiento en la página más atroz.


Pero sé,
que las palomas agonizan dentro de mis lágrimas
donde algún día un inocente arco iris desbordará un niño,
que habitará en mí ...

desde el sueño.




OSCURIDAD


Aquí en la oscuridad
tengo miedo
el agua de los ojos tiembla,
ante mí
un abismo que grita,

la ciénaga espesa
comiendo mis pies,

solo mis ojos en la superficie
y voz
para gritar lodo,

el alma perdida en tormenta,

los gritos del mar

cállalos

y te miran cuencos vacíos.


¿ Ya no recuerdas
lo que el mar deja en la orilla?


Manadas de sombras flotando
sobre la piel acuosa
y arrugada del horizonte,

lenguas de sal
lamiendo las huellas,

algas brotando
en rocas agrietadas.

En la inmensidad
enormes y blancas olas ...



¿ Ya no recuerdas
lo que el mar deja en la orilla?


Ásperos arrecifes,

espuma,

llena de lamentos
como algas,
alargados,

trozos carcomidos
sentimientos enarenados,

tantos desengaños
en su inquietante rompiente.


¿Ya no recuerdas
lo que el mar deja en la orilla?

sábado, 12 de julio de 2008