viernes, 11 de julio de 2008

EL PALOMAR DE LOS SUEÑOS

A MARA.

( Sé,
que algo nos unió,
que va más allá del amor
y nada tiene que ver con la tristeza,

aunque el tiempo
nos reste
con su mirada indolente,

siempre habrá
hermosos amaneceres
donde inventarnos.)


I



Mirarte ...
es darse cuenta
del origen divino de la creación,

porque tú,
permaneces como esencia
que arde entre mis labios,
que de algún modo
apresa cada instante de mi vida.


Decirte amor,
tan solo,

es tan impreciso ...

porque no te acabas en la acaricia,
en esa entrega sin medida,

en esa ternura que late sobre mi pecho
cuando siento temblar tu mirada
recostada entre mis brazos.


Decirte amor,
tan solo,

cuando existes tan plena
fluyendo de mi mismo.


II


Siempre me quedo
a mitad de lo que deseo decirte,

esa torpeza tan mía
suspendida entre mis labios,
cuando observo maravillado
la expresión de mi deseo ...

en tus ojos.


Y pienso ...

que el tiempo es una mera anécdota
cuando me enfrento a esa sensación
de estar frente a tu mirada

recostada sobre la almohada.



III


La cama aún esta caliente
y las flores se amontonan
bajo las sábanas,

me despierto ...

soñando con ese cuerpo
que tanto me gusta desnudo,
con el susurrado espejismo
de una respiración a mi lado

y siento

que no fue poco el calor de esos muslos
en los que me viví
e intensas las caricias
por donde nos asomamos
como diminutas figuras
al lascivo rumor de la vida.


Cada vez que partes
añoro ese olor
sobre mi almohada,

me dejas
ese intenso calor en mi cuerpo

que solamente alberga un fuerte latido.




IV


La luz entra en tu cuerpo
con la clarividencia
de un gran amor inexpresable,

un cielo apretado de pájaros
lleno de esperanza.

En ti nada se adelgaza,
ni los sueños ...

que ni tan siquiera
te caben en la almohada,

bailan

un hermoso y loco concierto de acordes
sobre un largo suspiro.



V


Sé, que eres el reflejo del sueño
en mis párpados,
que asombrados pretenden mirarte
mis ojos.

Tu pasión puedo oír,
en el aire nocturno de ese reino de alas
que esparce callados cánticos
sobre la huella de tu blancura.

No puedo dudar
de la esplendidez de tu cuerpo mismo,
abierto
a esa primaveral danza de mis manos.


No puedo negar,
lo que en ti nace,

de sobra sabes que presiento
el cielo por ti dibujado,
la hermosura de ese tiempo que nos habita,
que resume mi corazón
en una canción
desprendida de tus labios.


No puedo negar,
todo lo que en ti nace

y en mi,
vive.




VI


Que hermoso,
cuando callas
y hablas con la mirada,
dibujando ese jardín profundo
donde habitan los sueños ...

mientras las hojas caen
y nos cubren de alas,
batiendo esa música floral
con que se adornan los cuerpos.


Callar,
es tan hermoso ...

cuando hablan los corazones.




VII


Como se adensa
entre tus piratas labios,
el tiempo,

estremecido de susurros.


Morir
lentamente
en cada poro,

resucitar
entre las ojeras del gozo
de tu cuerpo.


( Mientras te observaba
quedarte dormida,
llegue a comprender
que mi corazón
no sabe desnudarse,
tan solo ...
de cintura para abajo.)





VIII


Si la desnudez
es un hecho natural,
humano,

yo lo aprendí jugando
entre tu piel blanca de cisnes,

amamantando la niñez que perdí
entre tus adolescentes pechos,

no deja de sorprenderme
como se acomodan
al cuenco de mis manos
y se desperezan sus pezones
entre mis dedos,
despertándose al calor de la vida
con esa impaciencia tan descarada.


Pero lo que más me sorprende ...

es el embeleso de tu voz callada,
el calor de sus palabras ...

sin sonido.



IX


(Quizás sea,
ese canto sirenido
que abre sus pétalos
para que otro azul ...
vean mis ojos.)



¿Quién te mira escondido
detrás del vuelo de los pájaros?

bella que duermes ....

¿quién teje la ilusión en tu almohada?
¿quién es el hilandero de tus sábanas,
de tus noches?

¿quién vendimia
ese leve temblor de hojas
que cubre nuestro cielo?

Dime quien ...

¿Quién abre el palomar de tus sueños?



X


A veces me pregunto,

como puedes existir
de tanta luz ...
que de tus párpados brota,

si eres,
la que siempre regresa
de mis poemas,

y me haces resucitar
en cada palabra.




XI


Tu corazón suspira
entre el desnudo ardor
de un húmedo parpadeo.

¿Cómo vivir lejos de esa piel?

de ese terso oasis
que el encantamiento de tu cuerpo ofrece.


Si en tus manos primaverales
llevas la llama de un violín
y el arco iris te desborda
desnudando ese claro lunar,

donde el vuelo de las aves
surca nuestro aire más profundo,

el que siempre hemos soñado.




XII



Tu mirada sigue
el deseo desnudo de mis ojos.

Me hacen sentir
tan vivo ...
esos sensuales labios
en los que vivirme,

desciendo entre tus brazos
a la luz de tus caricias,

entre tus sonrosados y pequeños pechos
al libre albedrío de mis manos

hasta esos muslos ...

en los que romperme.




XIII



En ese árbol centenario,
firmamos nuestro contrato
en la viva corteza del tiempo ...

Sentiste los sonidos del bosque,
la humedad del momento
sobre tu piel bordada de pájaros,

sobre ese colchón de helechos
lleno de estrellas caídas,
donde tu escondida claridad
se abrió paso en el edén de mi pasión,

temblaron las hojas
ante el goce de vivirnos
y la delicia de su pulpa.




XIV


Por encima de todo ...
- - me gusta –


el descubrimiento paulatino de nuestras pasiones,
el pequeño guiño
que le hacemos a la vida.

Tú, me llenas de fuerza
cuando me pego a ti,
como quien tiene miedo.

¿Qué mayor riqueza queremos que la de nuestros cuerpos?

Caminar sigilosamente felino
por tu cuerpo de luna herida,

se te caen los párpados
como ángeles caídos,
cuando tus labios de niña se enredan besando
y mis manos cubren la faz de tu piel
sembrando tu cuerpo de diamantes y néctares.

Tus pechos se revuelven entre mis labios
y tus piernas esbeltas dejan paso a las estrellas,

mientras te siento palpitante,
y estremecida, tú ...

te proteges entre mi cuerpo,

cuando largamente
nos abrazamos
en el tiempo.




XV


Inmenso,

inmenso es ...
ese amor tuyo,


esa inexplicable sensación
de no poder abarcarme
entre tu espacio,

( entre tu abrazo
no existen limites )

ese dulce sentimiento de pérdida
cuando en la inquietud
de tus labios hambrientos
vistes mi ternura y mi inocencia,


cuando en ese silencio de miradas,
las palabras se distancian,

dejando un hueco,

un espacio compartido ...

inmenso.


Inmenso es ...

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